“Vuestro ‘orden’ está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!”
Con estas implacables palabras, la intelectual marxista Rosa Luxemburgo, arrojaba su más implacable y mortífera arma al estado y a la social-democracia alemana de 1919. Al día siguiente, ella y Karl Liebknecht se fundirían con el infinito. Allá donde estén, lxs comunistas de la tierra, les recordamos como ejemplo vivo de lucha e implicación, no tomando la perversa equidistancia con la clase proletaria, sino sumándose a la Revolución de Noviembre que estaba llamada a subvertir el orden de la Alemania de entreguerras. Lo que pasó después en aquel país ya es historia. Por su determinación, su palabra y su forma de poner el cuerpo ante la traición de la clase política, son ejemplo de dignidad y entereza.